Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
No, no existe relación entre la inmigración y la delincuencia: el discurso que llevó las agresiones ultras a Torre Pacheco

No, no existe relación entre la inmigración y la delincuencia: el discurso que llevó las agresiones ultras a Torre Pacheco

España tiene ahora mismo el mayor número de población extranjera y la menor tasa de criminalidad de la historia. El alcalde de Torre Pacheco relacionó ambos conceptos, como Vox y el PP, pero reconoció "no tener datos".

Trabajadores marroquíes residentes en Torre Pacheco recogen melones en una finca en Torre Pacheco.EFE/Marcial Guillén

El mejor resumen de qué es lo que ha desencadenado el hostigamiento y las agresiones ultras a la población marroquí en Torre Pacheco se hizo hace unos días en el programa Hoy por Hoy, de la Cadena SER. El periodista José Luis Sastre habló con el alcalde de la ciudad, Pedro Ángel Roca, del PP. "¿Usted vincula esa violencia a la inmigración?", preguntó Sastre. "Bueno, hay un grupo de inmigración que sí está teniendo bastante delincuencia", contestó Roca, a lo que Sastre interrogó de nuevo: "Más que, por ejemplo, vecinos del municipio o personas que no sean extranjeras". "Sí, sí", respondió el alcalde. Y entonces, la clave: "¿Tiene datos que avalen esa afirmación?", pidió el periodista. "No, no tengo datos". Es verdad. No los tenía. No los tenía él ni nadie, porque no los hay.

Para todo este asunto de la falsa correlación entre delincuencia e inmigración, el profesor de la Universidad de California Rubén G. Rumbaut acuñó el término "ideas zombis". Así definía la expresión en una entrevista para hablar de esa errónea percepción también en Estados Unidos: "Tanto la idea de que los inmigrantes traen delincuencia como el temor a que no se asimilen se remontan a la época colonial en este país; no son nuevos ni noticia. He llamado a estos estereotipos 'ideas zombis' para indicar que, si bien deberían estar 'muertos' por derecho propio, se niegan a morir, sin importar cuántas pruebas se presenten en su contra". Como explica Rumbaut, los "sentimientos de resentimiento" que se ven en Estados Unidos contra los inmigrantes mexicanos son los mismos que se expresaron antes hacia los alemanes, irlandeses, judíos, italianos, chinos o incluso japoneses. El discurso se repite a lo largo de la historia, con auge en distintos momentos, también en España. Es el mensaje de odio que ahora ha desatado las "cacerías al magrebí" en la ciudad murciana de Torre Pacheco. De poco importan las pruebas, menos todavía si se repiten de manera insistente desde la política.

En estos momentos, el porcentaje de población extranjera en España es el más alto de la historia, el 13,4%, y la tasa de criminalidad, según el último balance del Ministerio del Interior, es una de las más bajas del mundo; está en 40,6 delitos por mil habitantes, la cifra más baja de la serie histórica. Los datos derriban cualquier relación entre inmigración y mayor delincuencia. Así lo constata también Elisa García España en su estudio "Inmigración y delincuencia: la falacia de una sospecha". "Las investigaciones empíricas sugieren que el crecimiento del fenómeno migratorio se relaciona con un descenso en las tasas oficiales de delincuencia", resume la catedrática de la Universidad de Málaga.

Esta misma línea es la que defienden desde el Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska, quien la defendió este jueves en la reunión de la comisión de seguimiento del Plan de Lucha contra los Delitos de Odio. "Ninguna estadística avala que el aumento de la inmigración se traduzca en un crecimiento de la criminalidad. Ni la criminalidad está en aumento ni va ligada al fenómeno migratorio. Es una de las mentiras recurrentes de la ultraderecha, que se sustenta solo en prejuicios, no en realidades", aseguran fuentes de Interior, que añaden: "La realidad es esta: el número de personas extranjeras residentes en España se ha incrementado casi en un 54% entre 2011 y 2024 y en ese periodo la criminalidad ha descendido 7 puntos". Estas mismas fuentes lamentan que se esté "invirtiendo la carga de la prueba". "Nos piden a nosotros datos para desmentir una afirmación que no se basa en nada más que en prejuicios. Son ellos [la derecha y la ultraderecha] quienes tienen que aportar la información que pruebe una afirmación tan rotunda sobre la vinculación entre inmigración y delincuencia".

España, destacan desde Interior, está entre los 25 países más seguros del mundo, "muy por delante de Italia, en el puesto 33; Argentina, en el puesto 47; y Estados Unidos, en el puesto 132; referentes para muchos predicadores de la ultraderecha en nuestro país".

A pesar de los datos, desde formaciones como Vox o el PP se insiste en explayar la idea de que la inmigración trae delincuencia e inseguridad. Estos días, el líder de Vox, Santiago Abascal, no solo no condenó las cacerías racistas, sino que aseguró que las personas migrantes traen "un aumento de las violaciones" y "de la criminalidad". "La inmigración no da carta blanca para cometer delitos", dijo de un modo similar el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. El problema, como defiende también Rumbaut, es que "la gente no suele pedir pruebas irrefutables de la realidad de estos estereotipos. Incluso sin pruebas que los respalden, estas ideas persisten, y cuando se acumulan y se hace demagogia con ellas por parte de 'emprendedores morales', se desata el pánico moral".

Si la falsedad perdura – explica Rumbaut – es porque cumple "funciones sociales defensivas básicas, mantiene la coherencia de las creencias y evita la disonancia cognitiva; los estereotipos se basan en la emoción y son inmunes a los hechos. Una política de miedo, xenofobia e indignación moral hiperbólica sobre las infracciones de la ley por parte de los inmigrantes irregulares puede contribuir a irritar y movilizar a las bases, especialmente en tiempos de rápidos cambios demográficos y la percepción de amenazas sociales y económicas".

Otro aspecto que alimenta esta percepción errónea es la sobrerrepresentación de la población extranjera en prisión. Es decir, el porcentaje de extranjeros condenados con relación al número de acusados es mayor al de los españoles. Aquí influyen varios factores. En su estudio, García España habla tanto de sesgos policiales como de una justicia penal que "que no es igual para todos". "Entre las barreras o limitaciones que se han visibilizado con los extranjeros migrantes destacan la menor capacidad de defensa, [...] el desconocimiento que un buen número de abogados tienen sobre la complejidad jurídico-legal que implica la defensa cuando confluyen en el ámbito penal cuestiones de extranjería, el incumplimiento en muchos supuestos de garantías procesales o la escasa exigencia objetiva de los intérpretes del sistema penal en cuanto a su cualificación para el desempeño de una tarea central en la defensa del extranjero que desconoce la lengua vehicular", ejemplifica el informe. Cabe señalar, sin embargo, que no todos los extranjeros condenados son personas migrantes. En muchos casos, se trata de personas que acuden al país solo para la comisión de un delito, como puede ser el crimen organizado.

Los estudios científicos que niegan la relación entre delincuencia e inmigración son innumerables. Una investigación publicada el año pasado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) insistía en lo mismo. "A la luz de la evidencia empírica, el alarmismo asociado con la inmigración parece estar en gran medida injustificado", reflejaba el estudio realizado por Raquel Carrasco, que también negaba que la inmigración afectara a las oportunidades de empleo o salarios de los trabajadores nativos en España. Es más, con las políticas adecuadas, "la inmigración podría ayudar potencialmente a mitigar los desafíos planteados por el envejecimiento de la población española, contribuyendo a la sostenibilidad del sistema de pensiones y estimulando el crecimiento económico". Sobre esto, por cierto, sí hay datos.